=:.:.Frio y calido, al mismo tiempo.:.:=

::CroMiX aK::

Y así regrese a un sitio en cual no desearía estar nunca mas.

¿Cuántas veces he estado por estos lugares tan solo este año?, ¿dos, tres?

Un mundo frio:

Como odio que la gente hecha responsabilidades que no me corresponden sobre mis espaldas, es muy difícil dar la cara por alguien más , y es peor aun cuando te obligan, y aun mas, si es tu propia familia quien lo hace, en fin salto de la cama como a las 8 ni me da tiempo de tomarme un café o un té, ya es tarde, odio eso, que me manden por todo a la carrera, a la mera hora ; teniendo más de 1 mes para prepararse, todo lo hacen a la ultima hora, en menos de 3 minutos estoy listo, vestido con mi camisa negra, un pantalón azul que encontré, y mis tenis, sin olvidar mi sudadera. Carajo agradezco llevarla, el puto frio esta al máximo, desearía seguir acostado en mi cama, mi mente debrayando en los más extraños lugares con las mas insólitas aventuras, en fin (suspiro).

Ya abordamos del taxi, sin darme cuenta, vamos con dirección a nuestro destino, en menos de lo que parece estamos ante la entrada principal y a mi padre se le ocurre preguntarme - ¿No traes cambio? – por dios, ni siquiera eso lo planeo con anticipación; simplemente atravieso la calle y espero a que el chofer vaya a cambiarlo, ya sea con el de los tamales, el voceador o el tipo que está poniendo su puesto de discos con los últimos éxitos de la arrolladora banda limón…(carajo por qué no me traje mi mp3).

Hay un poli en la entrada- ¿a qué viene? – mostramos un papel a lo cual responde – solo pasan dos desde aquí- mi padre cambia su mirada hacia mí, como odio esa mirada, lo único que me queda es resignarme y entrar con mi hermano. Es domingo por lo que hay poca gente, algunos de visitas, otros como nosotros van a cumplir con un deber, si es que quieren salvar sus vidas.

Entre los pasillos casi vacios, se siente un aire muy deprimente, alguna nostalgia por la libertad que hay detrás de los muros de aquel edificio, la nostalgia me llega y pienso – allá atrás dejare mi libertad por unos días, pero confío en que algún ser supremo se apiadara de nosotros y hará que todo marche bien –leemos los letreros con números; mi hermano y yo seguimos la secuencia hasta llegar a nuestro destino -304- yo digo- sumándolos todos dan un 7, ¿ a lo mejor es una señal de buena suerte?-

Una señorita en la recepción nos recibe con una jeta de “me importa un bledo tu problema, yo tengo peores “ -¿si díganme¡-. Mi hermano, como de costumbre comienza a ponerse nervioso, las palabras no le salen… ahora entiendo porque mi familia me mando con él –Buenos días señorita venimos a internar a un paciente- a lo que la mujer más rápido de lo que nos recibió nos arrebata el carnet y nos pide sentarnos. Gente deprimida, angustiada, somnolienta y fácilmente irritable a nuestro alrededor, carajo, esto no va mejorando por nada del mundo, volteo a ver a mi hermano quien se ve preocupado, lo único que se me ocurre hacer es empezar una plática.

El tiempo pasa, él parece más confiado y hasta sonríe, mientras que los demás se nos quedan viendo con miradas largas – no es mi problema si la gente no busca la manera de encontrar la solución a sus problemas- comento- si alguien llega y me pide ayuda, hare lo que pueda en mis manos, y aun si esa gente que me pide ayuda me traiciona o me critica por mi error, no importa, solo así aprendo cobre la vida- fin de la conversación cuando nos llaman; casi a las 12 del día nos piden pasar al 303 por falta de camas. Sin más la señorita que nos atendió nos guía al lado, y nos deja con otra persona, típico de la burocracia, le echan la bolita a alguien más a ver si puede atendernos, y típico otra vez a sentarnos. Aquí hace mas frio que en el otro edificio, y es en serio, las personas que están en pijamas o batas prefieren salirse al patio a que el sol sea generoso con ellos y les brinde un poco de vida a sus pálidos y débiles cuerpos, anquen no todos tienen la oportunidad de salir.

Casi a las 1 nos vuelven a llamar y por fin, le dan una cama a mi hermano, entramos ambos a l cuarto y tres personas en sus respectivas camas, un buenas tardes se escapa de mi boca, comienzo a sacar sus pertenencias, una pijama, una toalla y unas pantuflas. –Al menos tienes bonita vista -.

Ambos optamos por salir, a que nos dé el sol, en la salida aparece un poli que nos dice – nada mas no se alejen mucho por favor- también nos encontramos a otra enfermera, su cara se ve más positiva, compara con el resto de la gente con la que he estado en contacto hoy – si tienen alguna duda, deben ir al 304 a pedir informes- maldita burocracia. – A todo esto, ¿a que hora tienes tu cirugía, y quien es el doctor?- el silencio reina en pleno pasillo. – Otra razón para haber sido elegido por mis padres para acompañar a mi hermano- resulto ser buen vocero a lo que Oscar me dice – tenme paciencia, si me trabo en algo, se que estas hay para echarme la mano. Y así me entero de todo, mañana lunes será el día más difícil para todos, solo espero no estar solo .

Una sorpresa mas para mí, la doctora me indica ir por unos medicamentos, y yo sin dinero, justo ayer di lo ultimo para comprar la pijama, y para pagar el pasaje de mi papa, como carajos odio esto, y para colmo; marco a mi casa y mi familia no está-seguro se fueron al mercado a comer- Oscar concluye- por lo que me tengo que ir lo más rápido a casa, buscar dinero, ir a comprar lo necesario y regresar antes de la seis. Odio este tipo de presiones. En el metro rumbo a casa analizo la situación, confío en que para mañana todo saldrá bien y que esto es en beneficio de alguien que me importa, parece que le coraje baja, pero al seguir tratando de contacta a mis padres, la rabia me inunda. Y justo a una cuadra de llegar a mi casa de nuevo, el maldito celular suena, mi madre al telefo0no que me pregunta como estoy y que ellos apenas llegaron del mercado, sin más le explico la situación ahorrándome el coraje, como desearía gritarles a ambos- en vez de estar al pendiente de quien es su hijo, se van ambos a comer, que bueno que les importa- pero en mi consciencia retumba la idea de que no es el momento para hacer corajes. Mas rápido de lo que llegue y pensé, salimos con el dinero a comprar las medicinas justo frente al hospital. Como odio este lugar. Para colmo mi padre me manda a comprar todo mientras él se pone a ver unos discos junto a mi madre. El coraje ya sale de sobra, lo más raro es que ahora si entramos todos.

Después de entregar todo al médico, de que mis padres estuvieron un rato con mi hermano en el cuarto y yo me calme, ambos salieron y lo único que me dijeron fue - gracias por preocuparte por tu hermano- Carajo, creo que no estoy acostumbrado a ser bien tratado por la gente que me rodea y menos a que me den las gracias por algo que fui obligado a hacer; sentado en una banca mientras ellos hablan con las enfermeras, un grupo de gatos aparece en el patio, muy curioso ya que uno se me acerca y se pone a jugar con la correa de mi mochila, creo que todo lo que he pasado hoy a valido en algo la pena, no tanto para mi tal vez, si no para alguien que necesita de mi, solo espero no defraudar nunca a nadie.


Epilogo: Y por hoy el día termina, como de costumbre; los últimos rayos del atardecer caen sobre mi fría piel, mis papas delante de mí van seguros de que mañana todo saldrá bien y se sienten al parecer satisfecho por el buen trabajo que desempeñe mientras tanto yo siento una extraña mezcla entre melancolía, miedo y por raro que parezca, mas seguridad dentro de mí, tal vez sea que estoy de nuevo a prueba, espero lograr salir adelante junto a todas las personas que están junto a mí.¿Qué estarán haciendo todos mis amigos ahora? Supongo que cada uno con sus problemas personales, afrontándolos y buscándoles una solución, confío que saldrán avantes ante toda adversidad, después de todo, en algo nos parecemos, y es que nunca nos damos por vencidos tan fácilmente